Parte I
La palabra tayolwilis proviene del idioma náhuatl, su traducción más cercana al español es crear desde el corazón, y se utiliza para decir que algo o alguien crea a partir de una energía divina que yace dentro de sí mismo, años atrás llegó este concepto a mi vida.
A continuación contaré mi experiencia,
Enfermedad
Hace seis años, viví una situación que no pude digerir emocionalmente, al día siguiente localicé unas bolas del tamaño de unas canicas alrededor de los senos y las axilas, los ganglios se habían inflamado. Era la tercera vez que me pasaba, decidí cambiar de médico para un mejor tratamiento.
Tuve la consulta como cualquier otra pero al final, el doctor que me atendió dijo: debes sanar aquello que te lastima, de lo contrario, tu ganglios se convertirán en quistes y los quistes en cáncer. Al escuchar la palabra cáncer sentí una corriente de agua fría recorrer mi cuerpo de la cabeza a los pies. Apenas tenía veinticuatro años ¿qué estaba haciendo conmigo misma para causarme tanto daño?
Proceso de sanación
Tomé mi maleta y me fui a buscar respuestas. Durante un mes viví en un pueblo pequeño con magia propia. Inicié mi rutina de sanación. Todos los días al despertar me levantaba, tendía mi cama diligentemente y meditaba durante una hora. Después preparaba mi desayuno.
Mi único alimento durante quince días consistió en arroz integral cocido al vapor, acompañado de ajonjolí molido con un poco de sal. Una receta que recomendaba una mujer redimida de cáncer llamada Suzanne Powell. Me llevaba cerca de dos horas diarias en escoger cada grano de arroz para luego poner a cocer la porción del día. El almuerzo, comida y cena consistían en una alimentación consciente, saboreaba en mi boca cada grano de arroz hasta convertirlo en agua. Me tardaba otra hora más en masticar una cantidad pequeña que apenas llenaba una palma de mis manos.
Después del desayuno, salía a caminar durante una hora, luego regresaba a casa a meditar nuevamente hasta la hora de la comida y nuevamente a meditar. Por las tardes escribía o dibujaba aquellas preguntas, reflexiones y respuestas que encontraba durante el día. Cenaba mis últimos granos de arroz y volvía a meditar antes de dormir. Antes y después de cada alimento llegaba a meditar alrededor de ocho horas diarias, en cada respiración tenía la intención de ver y sanar aquello que me provocaba malestar.
Los primeros cuatro días fueron los más difíciles, el arroz no saciaba mi hambre y salía a relucir una grave sensación de ansiedad; aun así; no desistí. Después de lo anterior, mi alimento principal fue la meditación. Los granos de arroz comenzaron a llenarme. Mi cuerpo empezó a sentirse más ligero y cada vez era más fácil encontrar mi paz física y mental.
Respuestas
Después de una semana empezaron las experiencias espirituales que respondían a diferentes cuestionamientos y necesidades de cada día en particular. Relatar cada aspecto que trabajé dentro de mí y lo que recibí será asunto de varias publicaciones más. Ahora hablaré de cómo surgió la filosofía del tayolwilis.
Crear desde el corazón
En aquellos días tenía una necesidad de equilibrar y unificar la energía masculina y femenina en mi interior, mente e intuición, cuerpo y espíritu, acción y pasividad, luz y oscuridad. El exceso de pensamiento nos impide escuchar a nuestra sabiduría interna; demasiada conexión con lo espiritual, nos hace perdernos de la experiencia humana.
Reflexionando en esto me senté en el suelo, respiré profundamente y cerré los ojos. A los pocos segundos me noté a mi misma sin pensamientos, apareció ante mí un punto de luz blanca, lo sentí como el nacimiento de algo; después, un triángulo invertido de color blanco, una corriente de dulzura, amor, tranquilidad y sabiduría invadió mi cuerpo; luego, un triángulo con la punta hacia arriba se colocó encima de los dos símbolos interiores, una fuerza, poder y determinación inundaron mi ser.
Finalmente, un círculo apareció alrededor de los símbolos anteriores, esa fue la unificación de las energías anteriores. Algo parecido a pétalos de flores emergieron alrededor del círculo y supe entonces que el equilibrio que había pedido, florecía en mi interior. Apenas abrí los ojos esas sensaciones empezaron a esfumarse y mi mente comenzó a traducirlas en palabras y significados; luego, dibujé el símbolo antes de olvidarlo. El origen estaba simbolizado por un punto; y ese punto, que era yo misma, creó para sí el equilibrio de la energía masculina y femenina.
Los símbolos solo eran una manifestación visual de lo que sucedió a nivel energético. Pocos días después me encontré un artículo en internet que me llamó la atención, porque hablaban del significado espiritual de las figuras geométricas, le llamaban Geometría Sagrada. Descubrí con asombro que aquello que había sentido ya había sido estudiado e investigado por otros, el significado era el mismo para cada figura. Entonces tuve certeza de que aquello que había vivido era real.
Entendí que el conjunto de los símbolos que había visto-sentido representan todo aquello que creo desde mi corazón, mi mente y mis manos cuando habito en mí, a toda la carga significativa de esta experiencia le puse un nombre en nahuatl: tayolwilis.
Cuatro o cinco meses después de esta experiencia decidí iniciar con la marca TAYOL, al elegir el logo, inevitablemente pensé en el tayolwilis, porque sabía que me guiaría a crear desde el corazón.
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